lunes, 22 de septiembre de 2014

Sardine Run


La Sardine Run es una de la mayores migraciones que se producen en la Tierra pero, más que por la distancia que recorren las sardinas, es por los miles de millones de estos peces que inician la carrera por la supervivencia en busca de alimento tratando de no ser engullidos. Este enorme banco de sardinas cubre una longitud de más de 7 km de largo, 1,5 km de ancho y 30 metros de profundidad, siendo perfectamente visible desde el aire.



Sardine Run es una lucha por la supervivencia convertida en un espectáculo de la naturaleza. En esta coreografía, las sardinas no son más que actores secundarios y los auténticos protagonistas son los miles de depredadores que acuden a alimentarse de una inmensa masa de sardinas que forma el mayor banco de peces que se puede encontrar en el océano. En esta migración pueden verse desde potentes ataques de tiburones, a una demostración más de la inteligencia de los delfines, la voracidad de las ballenas o el arrojo de las aves marinas, que se la juegan entrando en un territorio hostil donde compiten con los gigantes del océano.



Esta carrera por la supervivencia se inicia en mayo, cuando los huevos de las sardinas eclosionan en las aguas frías de Sudáfrica, principalmente en el Cabo Agulhas, el punto más austral de África, y a lo largo de las costa Este del continente. En un momento dado emprenden su camino alimentándose de enormes cantidades de plancton que surgen desde las profundidades del océano a través del Canal de Mozambique. Esta carrera dura hasta mediados de julio cuando las sardinas que han resistido los embates de los depredadores toman la corriente de Mozambique, que les llevará hasta el Océano Índico.



Aún no se sabe con exactitud qué ocasiona el inicio de esta migración en masa. Se cree que la temperatura del agua debe caer por debajo de los 21° C para que la migración empiece, e incluso ha habido años (pocos, eso sí) en los que esta carrera no tuvo lugar sin saber bien porqué. Otras causas que se cree que afectan al inicio de la Sardine Run son la fuerza del viento e incluso la presión atmosférica. La unión de estos factores marca el banderazo de salida para que este enorme banco de sardinas empiece a correr por las aguas cercanas a la costa de Sudáfrica, haciéndose cada vez más y más grande según se van sumando miembros con la eclosión de los huevos puestos en las costas de la provincia sudafricana de KwaZulu-Natal.



Igual que los ñúes y las cebras se arremolinan en el Serengeti y Masái Mara como mecanismo de defensa ante los leones, guepardos o hienas, las sardinas forman un inmenso banco para tratar de poner las cosas difíciles a los depredadores del océano. Según van avanzando y creciendo en su migración más grande es el banco, más se concentran las sardinas, más posibilidades tienen de que el número de ejemplares que llega al Índico sea mayor y así poder continuar con la especie... y volver a Sudáfrica a repetir el ciclo, una y otra vez. Otras de las razones por las que se crean estos grandes bancos es para tener una menor resistencia al agua, una captura de alimento más eficiente y también para tener mayores posibilidades de reproducción.



Los depredadores del océano, igual que las leonas en la sabana africana, saben que atacar un grupo tan grande y compacto de presas requiere de más esfuerzo que la recompensa que se obtiene. La única manera de obtener alimento de estos grupos es a través de una estrategia tan natural como efectiva. ¿Has visto en los documentales las emboscadas que preparan las leonas? ¿Cómo atacan a las presas separándolas del grupo y dirigiéndolas a los miembros más fuertes y expertos? Algo así sucede bajo la superficie de la costa sudafricana, con la inteligencia de los delfines puesta al servicio de muchos otros depredadores. 



Los delfines son los causantes de que una simple migración se convierta un espectáculo de la naturaleza y son los responsables de que miles de depredadores se aprovechen de su inteligencia. Cuando los delfines acuden a la Sardine Run, que se sirven de las aves que sobrevuelan el banco y que los delfines ven cuando salen a respirar, empieza la función.




Los delfines (se calcula que 18.000 acuden a esta migración, sobre todo delfines comunes y mulares) se comunican y coordinan entre sí para agrupar a las sardinas en grandes bolas y tener más posibilidades de cazarlos con menos esfuerzo centrándose en un grupo limitado de miembros, igual que los depredadores de la sabana. En ese momento, cuando las bolas se compactan tratando de defenderse, acuden otros actores: cormoranes del cabo (Morus capensis), pardelas y gaviotas se lanzan en masa a 60 km/h para llegar a sumergirse más de 20 metros tratando de pescar, al menos, una sardina en cada inmersión.



Luego entran en escena los tiburones: tiburones cobrizos (Carcharhinus brachyurus), tiburones de puntas negras (Carcharhinus limbatus), tiburones areneros (Carcharhinus obscurus), tiburones toro (Carcharias taurus) y tiburones de aletas negras (Carcharhinus brevipinna) cruzan los bancos con sus enormes bocas abiertas tratando de capturar el mayor número posible de sardinas (y no es de extrañar que se lleven algún ave por el camino). Puede parecer poca comida para un tiburón, pero estas sardinas, las Sardinops sagax, son unas de las más grandes de la especie, llegando a medir hasta 40 cm. 



El banco va perdiendo miembros pasados los embates hasta que, pasados un máximo de 10 minutos, la bola de pescado desaparece por completo, ya sea por la participación de todos estos depredadores o la entrada de un actor invitado, el rorcual tropical (Balaenoptera edeni) e incluso en ocasiones ballenas jorobadas (Megaptera novaeangliae), que aceleran el fin del acto.



Menos de 10 minutos bastan para acabar con un banco que puede llegar a medir 20 metros de diámetro y ocupar desde la superficie del mar hasta 10 metros de profundidad. En el resto del kilométrico grupo se repite el proceso, con miles de depredadores tratando de debilitar el grupo dividiéndolo en pequeñas bolas a las que poder atacar.



La Sardine Run es hoy un evento muy popular al que miles de buceadores quieren acudir y ver al menos una vez en la vida. Ya sea buceando o con snorkel este festín anual está teniendo un impacto muy importante en la economía local, siendo uno de los principales atractivos durante el invierno en KwaZulu-Natal. Hay decenas de charters y excursiones de buceo a la Sardine Run organizadas directamente desde Europa o Estados Unidos o a través de empresas de buceo en Sudáfrica. La gran mayoría de ellos tratando de conseguir imágenes como las que ilustran este post.



Ni que decir tiene la enorme dificultad que supone la captura de imágenes. Grupos de miles de sardinas cambiando de dirección a velocidades de vértigo, depredadores que no reparan en el buceador y atraviesan los bancos a máxima velocidad, aves que caen desde el cielo con sus afilados picos por delante... y tratando de no meterte en una de estas bolas lo que significaría un buen mordisco involuntario. Pocas ocasiones se puede estar tan cerca de un evento tan extraordinario en la naturaleza, vivir el ciclo de la vida del océano, asistiendo a la supervivencia tantas especies marinas.


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Uno de los vídeos mas espectaculares que puedes encontrar sobre este evento en Youtube:




Fuentes:
http://en.wikipedia.org/wiki/Sardine_run
http://500px.com/pats0nn
http://miroshnikov.me/sardinerun
http://www.fordivers.com/es/blog/2013/06/27/sardine-run-one-of-the-greatest-animal-migrations/

lunes, 15 de septiembre de 2014

Bosques de macroalgas

Los bosques de macroalgas son ecosistemas marinos dominados por estas especies, que contituyen paisajes incomparables en los fondos. Estos bosques solo se encuentran en las aguas frías o templadas ricas en nutrientes, y son muy comunes en las costas del oeste de los continentes. Desde el punto de vista biológico, estos bosques son uno de los hábitats más productivos del sistema marino.


Laminariales es un orden de grandes algas perteneciente a la clase Phaeophyceae (algas pardas). A pesar de su apariencia de grandes plantas marinas, no pertenecen al reino de las plantas y algas verdes (Plantae), sino que se clasifican en el reino Protista, grupo Chromista. Se conocen alrededor de 30 especies.



Estas algas crecen en bosques submarinos (bosques de algas) de aguas someras y claras, ricas en nutrientes y temperaturas por debajo de unos 20 °C. Estos bosques ofrecen protección a algunas criaturas marinas, y alimentos para otros. Destacan por su alta tasa de crecimiento, el género Macrocystis y la especie Nereocystis luetkeana crecen tan rápido como medio metro al día, hasta alcanzar 30 a 80 m.


En la mayoría de las especies el talo consiste de estructuras planas en forma de hoja denominadas láminas, las cuales se originan de estructuras alargadas con forma de tallo denominadas estipes, mientras que los rizoides fijan el alga al sustrato del océano. En la base de las láminas de las especies americanas se forman unas vesículas de gas (neumatocistos) que mantienen a éstas cerca de la superficie, por ejemplo, en Nereocystis lueteana.



El crecimiento se produce en la base del meristema, donde las láminas se unen al estipe. El crecimiento puede estar limitado por la presión de los alguívoros, por ejemplo, los erizos de mar pueden consumir grandes áreas. El ciclo de vida de las laminariales comprende las etapas de esporófito diploide y gametofito haploide. La etapa haploide comienza cuanto el organismo maduro libera numerosas esporas, que germinan para convertirse en gametofitos masculinos o femeninos.



La reproducción sexual da lugar a la etapa del esporofito diploide que se desarrollará en un organismo maduro. Un esporofito diploide maduro puede llegar a medir 30 metros de altura.

Los bosques de kelp ocurren en temperaturas menores a 20°C y en aguas ricas en nutrientes. Éstos son considerados de los hábitats marinos más productivos biológicamente y se extienden en zonas costeras poco profundas, extendiénsode a lo largo del Círculo Polar Ártico hasta el Círculo Polar Antártico. En las condiciones apropiadas los individuos diploides pueden llegar a crecer 30cm por día.


Las algas gigantes pueden ser cosechadas con facilidad debida a su gran superficie y a su hábito de crecimiento en aguas profundas. La ceniza de las algas marinas es rica en yodo y alcalís. En grandes cantidades, las cenizas pueden utilizarse en la producción de jabón y vidrio. Hasta la comercialización del proceso Leblanc a comienzos del siglo XIX, la quema de algas en Escocia fue una de las principales fuentes de cenizas de soda (principalmente carbonato sódico).3 También se usa frecuentemente como fertilizante.



El alginato, un carbohidrato obtenido de algas marinas, se usa para espesar productos tales como helados, mermeladas, salsas, cremas y pasta de dientes, además de ser un ingrediente exótico de los productos manufacturados y de la comida para perros.

Varias especies del pacífico (kombu, Saccharina japonica y otras) constituyen un ingrediente muy importante en la cocina japonesa. El kombu se usa para dar sabor a caldos y guisos (especialmente dashi), adornos comestibles (tororo kombu) en el arroz y otros platos, como ensalada y como ingrediente principal en aperitivos (tales como tsukudani). Las hojas de algas transparentes (oboro kombu).4 El kombu puede utilizarse para ablandar los fríjoles durante la cocción y para ayudar a convertir los azúcares no digeribles y por tanto reducir la flatulencia.


El kelp tiene una alta tasa de crecimiento y su descomposición es bastante eficiente en generar metano. Se ha propuesto que grandes granjas marinas de kelp podrían servir como una fuente de energía renovable.6 Distinto a otros biocombustibles como el etanol de maíz, la energía extraída del kelp evita problemas del tipo "comida vs combustible" y no requiere de irrigación.


Video de un bosque de Kelp situado en la costa oeste de Norte América:



martes, 9 de septiembre de 2014

Jason deCaires Taylor: Artista subacuático

En Bahía Molinere –en la pequeña isla caribeña de Granada– es posible encontrar bajo el líquido elemento un auténtico jardín de esculturas submarinas. El autor de este espectáculo acuático es el artista Jason deCaires Taylor, un inglés que ha conseguido aunar tres de sus pasiones: el buceo, la naturaleza y la escultura.


Jason deCaires Taylor (nacido el 12 de agosto de 1974) es un escultor inglés especializado en la creación de esculturas contemporáneas bajo el agua que con el tiempo se convierten en arrecifes de coral artificiales. Taylor integra sus habilidades como conservacionista, fotógrafo submarino y el buceo como instructor para crear instalaciones únicas que fomentan la vivienda y el crecimiento de los corales y la vida marina. 


Sus primeros trabajos incluyen vicisitudes, Reef Grace, el corresponsal perdido y la vida Unstill. Todos están ubicados en el primer parque público de escultura bajo el agua en Molinere Bay, Granada, Antillas, puesta en servicio en 2006. 

Recientemente su proyecto más ambicioso hasta la fecha es la creación del mayor museo de escultura bajo el agua del mundo, MUSA, situadas frente a las costas de Cancún y la costa occidental de Isla Mujeres. Las obras en el museo incluyen Hombre en llamas, El Jardinero de la Esperanza, El colecionista de los Sueños y La Evolución silenciosa.


La idea de crear figuras submarinas llegó después de que los fondos marinos de esta bahía fueran gravemente dañados por tormentas, quedando los fondos de coral en un peligroso estado de conservación. Taylor vio en su arte la posibilidad de devolver al ecosistema todo aquello que el hombre le había arrebatado: en sus tallas podría regenerarse la vida marina adhiriéndose a las paredes de sus obras. Además, los recovecos que quedarían entre los bloques de hormigón de pH neutro –para no contaminar el agua– serían una excelente morada para cangrejos y otra fauna acuática.


Con sus obras, Jason intenta reflejar cómo la intervención humana o su interacción con la naturaleza no tiene por qué ser siempre negativa. Como añadido a la moraleja que el artista traslada al espectador está el aliciente de que sus creaciones no son obras de arte al uso. 


«Debajo del agua todo se magnifica un 25 por ciento, se refracta la luz, los colores cambian y se producen efectos caleidoscópicos porque la única fuente de luz es la superficie», puede leerse en la página web underwatersculptures.com. Como dice el propio artista, «descolgar el arte de las paredes blancas de una galería ofrece al espectador un sentido distinto de participación».



Una de las obras más destacadas de Taylor es la bautizada como «Vicisitudes». Con un círculo de 26 niños de todas las razas cogidos de la mano a cinco metros de profundidad, Taylor vuelve a conseguir trasladar la idea de colaboración entre el hombre y la naturaleza. El crecimiento de la vida animal y vegetal que se pega a las paredes de su obra simula el desarrollo vital de los niños desde la infancia hasta la adolescencia. Una preciosa metáfora que encandila a todo aquél que contempla la obra –buceando, haciendo «snorkel», viajando a bordo de un barco con fondo de cristal, desde el aire haciendo «parasailing» o zambulléndose de noche para ver las esculturas.



Tres metros por debajo de «Vicisitudes» se encuentra «El corresponsal perdido», un periodista que ha quedado atrapado bajo las miles de toneladas de agua del mar escribiendo su crónica en una antigua máquina de escribir. La mesa sobre la que trabaja aporta cuidados detalles, como los artículos de periódico y recortes que simulan haber sido redactados en la década de los 70. «El jardinero», «La última cena» o «El coleccionista de sueños» son otros de los nombres de sus obras.


Pero no sólo en Granada puede disfrutarse el ingenio de Taylor. En Cancún (México), el artista abrió las puertas en 2010 a un nuevo proyecto: el MUSA –Museo de Arte Subacuático–. Este lugar fue descrito como uno de los destinos únicos en el mundo, y en su haber cuenta con más de 500 obras. 


Pero los deseos de Jason por seguir contribuyendo a la recuperación de la vida marina no se quedan en el mar Caribe. Mucho más cerca, en Lanzarote, podremos disfrutar de algunas de sus nuevas obras. De momento, habrá que esperar a la presentación oficial del proyecto el próximo día 12 de mayo para conocer más detalles.



Quizá, lo más curioso de las obras de Taylor es la paradoja de la que son protagonistas. No sobrevivirán al paso del tiempo puesto que serán «devoradas» por la vida submarina pero, a la vez, se convierten en arte inmortal porque la propia naturaleza las acoge como parte de ella. Sin duda, una obra de arte que merece la pena contemplar.



Admira en video alguna de sus creaciones:



Fuentes:
http://es.wikipedia.org/wiki/Jason_deCaires_Taylor
http://www.underwatersculpture.com/